lunes, 9 de diciembre de 2013

nelson mandela

Un verdadero líder es aquel que acaba por lograr borrar de los ojos que le contemplan sus características personales para reconstruirse como un símbolo de las ideas que representó y encarnó.

Por el contrario, aquellos que se presentan a sí mismos, con mentiras insostenibles y ridículas adulaciones serviles, como los mejores, más inteligentes, bondadosos o especiales no son líderes sino unos dictadores mesiánicos de fabricación defectuosa. Por eso, precisamente, son increíbles.

Esperemos que tanta adulación y chismorreo caídos estos días sobre la figura de Nelson Mandela no consigan fundirlo en una decorativa estatuilla de porcelana de un bazar barato hasta hacernos olvidar las ideas y valores que defendió.