Esperemos que la juventud se sienta de verdad influida por estos valores deportivos de aprendizaje, esfuerzo, competividad, perfeccionamiento, superación... y, efectivamente, juego limpio.
Y esperemos, igualmente, que nuestros jóvenes no se queden extasiados por otros valores, que más que virtudes no dejan de ser simples y aparentes oropoles, creados artificialmente en torno a los deportistas de alta compitición y que acaban enturbiando la auténtica esencia del deporte.
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